Educación y Familia

Una de las principales tareas hoy con los jóvenes es crear vínculos.

Proponemos una breve reflexión sobre los jóvenes a los que el Papa Francisco dedicó la Exhortación Apostólica Christus Vivit. Entendemos que joven no es sólo quien entra en una determinada franja de edad, sino el que vive en la búsqueda de la Verdad, la Belleza y el Bien. La juventud es una actitud de vida, una brisa que refresca y aleja la oscuridad: «su gloria está en el corazón más que en la fuerza física o en la impresión que uno provoca en los demás» (Christus Vivit, 9). ¿Responden nuestros jóvenes de hoy a esta descripción de la juventud del Papa?

 

Detrás de las modas hay un corazón generoso

Los que trabajamos con ellos, corremos con frecuencia el riesgo de perder de vista el misterio que representan, lo que anida detrás de sus modas —ya sea la gorra, el pelo “pincho” o la raya a un lado— , en sus poses alternativas —“pijas” o “callejeras”—, o escondido en sus canciones de rap o de trap. Y olvidamos que dentro de cada uno hay un mar insondable de anhelos, aspiraciones, un corazón hecho para dar con generosidad.

Es verdad, necesitan límites, referencias, ser respetados en su libertad, pero también ser acompañados. Es aquí donde la cultura de la “especialización” se manifiesta insuficiente: nos hacemos expertos en cursos de acompañamiento y comunicación, establecemos estrategias de actuación y marcamos objetivos en función de éxitos cuantificables, etc. Y dejamos lo más importante y difícil: mirarlos con «comprensión, valoración y afecto, y no juzgarles permanentemente o exigirles una perfección que no responde a su edad» (Ibid., 243).

 

Discernir dónde está lo que llena el corazón

Muchos se sienten hoy fracasados, fruto de una experiencia de sinsentido, de desarraigo, de pérdida de certezas básicas. Su vida ha sido a menudo tan ardua y complicada —incluso perteneciendo a familias estructuradas o sin aparentes dificultades—, que tienen que crecer “a trompicones”, a la fuerza y “porque es lo que toca”, pero sin estar realmente preparados para dar el siguiente paso. A pesar de ello, el hondo deseo de una entrega mayor, magnánima y noble, sigue latente en sus corazones. Sin embargo, esa entrega puede acabar en algo superficial y dañino o en algo profundo y bueno. ¿De qué depende la elección?

En gran medida depende del acompañamiento que hayan recibido en el momento de la vida en que todos los deseos se despiertan. Si éste ha sido acertado, les habrá ayudado a discernir dónde está lo que llena su corazón y separarlo de los engaños del mundo. En efecto, es una tarea difícil: estar presente, cerca, pero sin imponerse, siempre dispuesto a retirarse en el momento de la elección. Si no fuera así, con el tiempo nuestros jóvenes podrían llegar a sentir que han sido “manipulados”, “engañados” o “forzados” a optar por aquello que se les presentó, pero sin una verdadera adhesión personal. Y es muy doloroso no sentirse libre, responsable de las propias opciones de vida.

La tarea principal

Por ello, una de las principales tareas hoy con los jóvenes es crear vínculos donde puedan encontrar esos espacios llenos de sentido, de pertenencia a una familia o comunidad, más allá de relaciones utilitarias o funcionales. Que en nuestra compañía descubran la importancia de volver a empezar cuando uno cae, de tener paciencia, de perdonar y de perdonarse a uno mismo. Y así «permitir que el bien se comunique, aunque conviva con muchas fragilidades» (Ibid., 239).

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