«Mirar el oficio de consolar que trae Cristo nuestro Señor» (EE nº 224)

En las contemplaciones sobre la resurrección de los Ejercicios Espirituales, San Ignacio invita al ejercitante a mirar a Cristo como aquel que trae el oficio de consolar. Su Persona y su acción, sus palabras y sus gestos son Evangelio vivo, frescura intacta del amor del Padre a cada hombre. La palabra griega parakletos indica literalmente uno que camina al lado de otro que no puede andar bien, para que así no tropiece o caiga. De ahí el sentido de apoyo, sostén, fortaleza, defensor, consolador. Viniendo Cristo a nuestra fragilidad y vulnerabilidad, compartiendo con nosotros nuestra debilidad, limitación y pequeñez, nos sentimos íntimamente acompañados. No estamos solos, porque el Consolador, testigo fiel y veraz del amor, nunca nos deja; y establece, por medio del Espíritu Santo, una relación personal con cada uno en su propia situación.

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