Me pensaste desde siempre,
Señor de la eterna alba,
y me creaste en el tiempo
con amor, a tu hora exacta.
Gracias porque me pensaste;
porque me creaste, gracias.
Me cuidaste como un padre,
a su hija muy amada,
y me infundiste tu Espíritu
para fuego de mi llama.
Gracias porque me pensaste;
porque me creaste, gracias.
Gracias por mi tierra umbra.
Y por mi nombre de Clara,
y por mi padre San Francisco
y por mis santas hermanas.
Gracias porque me pensaste;
porque me creaste, gracias.
Por mi vida, por mi muerte,
por mi bienaventuranza,
por ti mismo, por tu gloria
conocida y ensalzada…
¡Gracias porque me pensaste!
¡Porque me creaste, gracias!
Himno para la fiesta de Santa Clara