El P. Carlos Balderas (centro) con algunos Siervos en la misa de clausura del Capítulo.
El P. Carlos Balderas Ramírez es el nuevo Superior General de los Siervos de Jesús. Nacido en Ciudad de México, se ordenó sacerdote en 1998. Tiene estudios en administración, Filosofía y Teología. Ha desempeñado tareas docentes y de formación en varios seminarios; también ha sido ecónomo de la Casa General y Vicario General durante los últimos 16 años.
Acaba de ser elegido Superior General, ¿cómo vive esta responsabilidad?
En primer lugar, quiero decir que empiezo heredando una gran riqueza del anterior Superior General, el P. Francisco Almanza Terrazas, a quien agradezco profundamente su fidelidad, su entrega y ejemplo de vida y de oración durante 16 años.
En efecto, es una responsabilidad grande ante Dios y ante la Iglesia, confío que la gracia de estado, que acompaña a la misión recibida, dará los frutos que Dios nos conceda para todos los miembros de los Siervos de Jesús.
¿Qué retos afronta de cara al futuro?
Se puede decir que el mismo reto que afronta la Iglesia en su conjunto: el testimonio de una vida evangélica en medio del mundo. Hacernos dignos de crédito ante nuestros contemporáneos gracias al amor con el que vivimos. Esto supone una mayor conciencia de nuestra identidad de religiosos. Además, dentro de los Siervos de Jesús, nos toca afrontar una etapa de desarrollo e institucionalización, de madurez en la formación y en las distintas tareas que asumen nuestros religiosos.
¿Qué luz recibe de la espiritualidad ignaciana para esta nueva etapa?
El camino del discernimiento, según enseñan los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, es el modo de proceder en los Siervos de Jesús. Por eso, partir siempre de la oración, cuya fuente es la Palabra de Dios; tomar decisiones movido por la amistad que Jesús nos ofrece; vivir mi servicio como superior en amor y obediencia a la Iglesia, etc.
¿Qué desafíos apostólicos tiene en estos momentos el Instituto?
El mayor desafío es ser fiel a la misión recibida, fiel en la escucha, fiel en la reflexión y fiel en la ejecución. La misión es la medida concreta de la gracia, aplicada a cada uno. Es un don dinámico que involucra toda nuestra persona y a todo el Instituto como un cuerpo vivo. Que de verdad cada uno de nosotros nos entreguemos en serio a la misión que nos encomienda el Señor, con particular atención a los necesitados y a las nuevas pobrezas de las que nos habla el Papa.
¿Cuál cree Ud. que va a ser su impronta en la misión a la que ha sido llamado?
No puedo saberlo con precisión y tampoco estoy preocupado de la impronta que “tengo” que dejar. Lo que sí quiero es procurar la continuidad entre la generación fundadora y la siguiente generación de los Siervos de Jesús. Sin aferrarnos a las formas que caducan con el paso del tiempo, ser fieles al Espíritu que dio origen a los Siervos de Jesús.
¿Qué destacaría de los 50 años de los Siervos de Jesús?
Destaco, dando infinitas gracias, la fidelidad de Dios en su llamada. Él nos ha sostenido y nos ha guiado hasta el momento actual. A pesar de nuestras fragilidades y nuestros pecados, Dios siempre es fiel, no se cansa de nosotros.
El P. Carlos Balderas (der.) con el anterior Superior General, P. Francisco Almanza.
¿Qué hacer ante la secularización de nuestra sociedad?
Las sociedades occidentales viven en crisis, la cual puede ser una oportunidad de regresar al origen, es decir, de volver a lo esencial, a la fe como fuente de cultura y de vida. Se trata de ser más que de hacer, mostrando con humildad y seguridad lo que somos. Vivir la belleza de la fe en un mundo multicultural es la mejor aportación a nuestra sociedad, tan necesitada de verdad y de amor.
Unas palabras para quienes están orando y colaborando con los Siervos…
Quiero darles las gracias de todo corazón por su oración, su colaboración y su sacrificio por nosotros. El Señor les conceda el ciento por uno. Gracias, de nuevo.
Aquí puede leer el Comunicado del Capítulo a los religiosos Siervos de Jesús, amigos y familiares sobre los frutos de la reunión.
