Dios todopoderoso y eterno,
principio y fundamento de todo lo creado,
has enviado a tu Hijo al mundo
y por la acción del Espíritu Santo
has suscitado la vida consagrada en tu Iglesia,
míranos con amor de Padre,
y en este año en el que celebramos con gratitud
el origen de nuestro instituto,
concédenos permanecer en el seguimiento de Jesús,
para que, puestos bajo su bandera,
como María al pie de la cruz,
podamos corresponder a su amistad.
Amén.