«Donde haya facciones… muestren estar como en medio y que aman a unos y a otros» (Carta 872a).
La palabra “partido” viene de partir, separar. Ser católico es seguir a un Dios que ha abrazado a la humanidad entera en la Cruz, no a una parte que mejor lo conocía o seguía. El cristiano abraza toda la realidad y a todos los hombres como bañados en la sangre redentora. Abrazar solo una parte estaría en contradicción con su confesión de fe. Este abrazo excluye la parcialidad cuando existen partidos, que casi siempre acaban por enfrentar a unos contra otros. San Ignacio dice: no tomar partido (afectivamente). Mostrar dos cosas: que están en medio y que aman a ambas partes. No solo hacerlo, sino mostrarlo. Como los padres muestran el mismo cuidado, interés y cariño por todos sus hijos, sin excluir alguno y sin preferencias manifiestas. La verdad siempre será más grande que lo que pueda captar una facción o incluso las dos juntas. Todos somos necesarios.