Nacemos para no morir nunca es la historia del paso de Cristo en la vida de la joven italiana Chiara Corbella, quien murió en 2012 a los 28 años. Su testimonio ayuda a reconocer que el amor de Dios da sentido a todo. Una historia que para los ojos del mundo es una insoportable tragedia, pero que recuerda a quien ama a Dios que “todo le sirve para el bien”.
«El objetivo de nuestra vida es amar y estar siempre dispuestos a aprender a amar a Dios y a los demás como solo Dios puede enseñarnos. El amor te desgasta, pero es bonito morir gastados como una vela que se apaga cuando ha cumplido su misión. Cualquier cosa que hagas sólo tendrá sentido si la miras cara a la Eternidad. Si estás amando de verdad, lo reconocerás en el hecho de que nada te pertenece porque todo es un don (…). No te desanimes nunca, hijo mío, Dios nunca te quita nada, si toma algo, es sólo porque quiere darte más».
«Sabía que Dios siempre tiene algo diferente para nosotros, no todo es como pensamos, por lo tanto, en aquel momento, mi única preocupación era: «Ahora ¿cómo se lo digo a mi marido?». Durante el noviazgo elegimos vivir el Evangelio, recibimos la gracia de encontrarnos con Dios y quisimos vivir cerca de Él. Pero ahora llega lo concreto, cuando hay que decir sí a algo que hace sufrir».