El P. Antonio Lerma, Tamaulipas, México, 1997. Desde su ordenación en 2009 ha trabajado en Roma, Ciudad de México y Bürrig (Alemania). Ahora en Tegucigalpa es vicario parroquial y capellán universitario de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
¿En qué consiste la pastoral universitaria, que usted atiende desde 2018?
Como enseñó Juan Pablo II (Ex corde Ecclesiae, 38) la pastoral universitaria ofrece «la ocasión de coordinar el estudio académico y las actividades para-académicas con los principios religiosos y morales, integrando de esta manera la vida con la fe». Incluye, por tanto, el anuncio del kerygma, la enseñanza de la fe y la oración (personal y comunitaria), el servicio a los necesitados, etc.
¿Hay una educación cristiana específica y propia para universitarios?
Buscamos ayudar a profesores y estudiantes a descubrir las huellas de Dios en el propio campo de formación profesional e iniciarlos en un proceso que dura toda la vida: elaborar una síntesis personal entre su fe y su profesión. Que así vayan viviendo un compromiso cristiano en el mundo.
¿Qué buscan los estudiantes que se acercan y participan en la Capilla Universitaria?
Aquí la inquietud por la fe es viva y muchos jóvenes consideran la Iglesia como un punto de encuentro e identidad. Además, son particularmente sensibles al encuentro con los demás. Nos toca dar a esta aspiración una mayor profundidad y madurez. En la Capilla encuentran un ambiente de acogida que contrasta con relaciones superficiales y meramente instrumentales del impersonal ambiente general.
Adoración y celebraciones litúrgicas, reuniones, convivencia, etc. ¿También teatro como actividad?
Hasta ahora El gran teatro del mundo de Calderón y El juicio de New Earth City, escrita por su servidor. El teatro es capaz de calar profundo en los jóvenes actores, dando un sentido formativo integral. Y ofrece, por decirlo así, una experiencia “puente” donde encontrarnos y entablar un diálogo con personas ajenas a la fe en el espíritu de “Iglesia en salida” del Papa Francisco.
Su formación con los Siervos de Jesús, ¿cómo ayuda hoy a su misión?
Ayuda a percibir y aportar lo esencial en las necesidades de los jóvenes. La riqueza de la espiritualidad y teología de A. von Speyr y H. U. von Balthasar, la luz de San Ignacio y San Juan, dan recursos para mi tarea.
Unida a la anterior, ¿y su consagración religiosa?
¡Es una pregunta profunda! La consagración religiosa nos lleva al amor, que constituye su centro y su forma interior. El amor es también lo esencial-existencial del sacerdocio, la actitud del Buen Pastor. Quiero, con la gracia de Dios, “ir de camino” por esta senda.
¿Lo más gratificante de su labor como capellán?
La experiencia pastoral con jóvenes. Ayudar a que crezca su amor a Cristo y María y su apertura cristiana al mundo. Además, hacer algo por su formación humana y académica es también gratificante.
Encomendamos a San Buenaventura, patrón de la UNAH, su tarea como capellán universitario.
¡Gracias! Una frase suya: «La Naturaleza es un libro escrito por fuera, mientras que la revelación de la Escritura es un libro escrito por dentro. Y Cristo, Dios encarnado, un libro escrito por dentro y por fuera».